viernes, 20 de marzo de 2015

Razones por las que estoy soltera y a nadie le importa.


Hace meses que no escribía y hoy amanecí con las ansias de publicar algo. Alguien me pregunto ayer ¿Por qué estas soltera? Y yo no supe que responder.
Bueno ¿porque estoy soltera? ¿Por decisión propia? ¿Por falta de prospectos? ¿Existe algo mal en mí? ¿Jodo mucho? ¿Soy demasiado intensa y nadie me aguanta? Infinidad de preguntas como esas se cruzan por la cabeza de cualquiera desencadenadas por la misma pregunta ¿Por qué estas soltera?
En mi vida nunca ha faltado quien quiera llevarme a la cama, incluso cuando estaba más gordita, no voy a negarlo las propuestas han aumentado ahora que llevo a cuestas menos kilos, pero si me han faltado hombres que lleguen con la intensión de quedarse en mi vida, de ser compañeros, de ser amigos, que quieran más que orgasmos y una noche de diversión. Ahora dirás que tienes la respuesta, esta soltera porque no le ha llegado el indicado, y no, no es así. Hubo una vez, no hace mucho que llego a mi vida alguien que quería estar a mi lado, se convirtió en mi apoyo por un tiempo e hizo el esfuerzo de estar a mi lado en el momento donde ni yo quería mi compañía, para cualquiera “El indicado” y adivinen que, yo solo lo he visto con ojos de amigo desde que lo conocí, la típica situación él quiere pero ella no, pero no existía la trinidad de las conexiones, es decir, que tanto cuerpo, alma y corazón estén a por esa persona.
Estoy soltera pero no sola y es por decisión propia, no ha llegado quien me haga cambiar de parecer, no muchos pueden manejar mi carácter, soy complicada y mi vida es complicada, entre otras razones pero ninguna es la razón principal. Quien me conoce sabe que nací en una familia con dos padres que se aman y están pasando por una de las pruebas más duras que la vida les puede poner y  cuando creces viendo tanto amor entre dos personas y te dicen que tienes que trabajar para conseguirlo, tus expectativas se vuelven algo elevadas.
Así que esta es la razón por la que estoy soltera “Soy la princesa de mi Papá y quiero ser la Reina de alguien” y no me refiero al concepto de reina que no hace nada y solo quiere que la complazcan sino a la que no le importa ensuciarse la manos para luchar mano a mano junto a su Rey.
Yo no quiero a alguien que solo me tome de la mano como reflejo, sino alguien que lo vea como un tipo de conexión, como una forma de mantener contacto constante con mi piel, porque necesita hacerlo. Admitámoslo la conexión debe ser tanto emocional, como intelectual y física, que tanto nuestras mentes, como nuestros corazones y cuerpos se sientas en sincronía y lograr eso con alguien es difícil.
Yo no quiero alguien que me diga “amor” porque así les dice a todas, yo necesito que me diga así porque lo siente.
Yo no quiero alguien que me engatuse con palabras para llegar a un objetivo, yo necesito a una persona que si quiere algo que lo pida, la sinceridad funciona mejor que la parla.
Yo no quiero alguien que solo sepa estar conmigo cuando estoy de buen humor. Yo necesito un compañero que sepa manejar mis cambios de humor, que este conmigo en las buenas y en las malas, así como yo estaré con él siempre que me necesite.
Podría seguir así por días y nunca la terminaría, pero esta lista no es solo mía, muchas mujeres se identificarían con ella y así que ya ven porque estoy soltera, tengo expectativas alta y no estoy dispuesta a bajarlas por nadie, porque soy una mujer fuerte, sincera, independiente, sexi (a mi manera) y me rio todo el día, pero también son sensible y tengo mi carácter y no muchos pueden lidiar con eso.
Vivimos en una sociedad donde las personas, porque no solo me refiero a los hombres, muchas de las mujeres también son así, les gustan las cosas fáciles, sin esfuerzo alguno, pero recuerden lo que fácil bien, fácil se va.
Terminare diciendo que estas son las razones por las que estoy soltera, tengo expectativas altas y requiero trabajo y a nadie le importa eso, que pasen un buen día y gracias por tomarse el tiempo para leer un poco de mí.


  

lunes, 18 de agosto de 2014

Cherrieswood

Hace cinco años que no vengo a casa, “casa”, este lugar ya no se siente como mi hogar. Si, aquí vive mi familia y si, aquí viví casi toda mi vida, pero desde hace cinco años que se siente muy doloroso estar aquí.
Mañana es la boda de mi hermano, es la única razón por la que tuve el coraje de coger un avión hasta Cherrieswood, Javi se casa con su novio de la secundaria Salomón, los amo con locura y ellos a mí por lo que no me perdonarían mi ausencia en el que puede ser el mejor día de sus vidas hasta el momento y yo tampoco me perdonaría el perdérmelos a los dos recitando sus votos frente al juez y todos los que los queremos.
No debería sentirme tan nerviosa como me siento, vamos que han pasado poco más de cinco años desde que puse un pie en este lugar y me jure no volver, y bueno aquí estoy conduciendo desde el aeropuerto hasta la casa de mis padres, pero no puedo evitar sentir ese dolor en mi pecho, anticipación me dice mi subconsciente, con solo pensar que posiblemente lo vuelva a ver, si es que no ha salido huyendo de aquí como yo lo hice y este triunfando, siendo el rockstar que siempre quiso ser.
Mi relación con Terry nunca fue algo del agrado del pueblo, siempre nos decían que no íbamos a funcionar, que éramos muy diferentes, que nuestros mundos no se parecían en nada, que yo iba a salir lastimada y por mucho que me cueste admitirlo en la última parte tenían la razón, yo salí lastima, le entregue mi corazón y nunca me lo devolvió, pero por lo demás, yo nunca le di color a esos comentarios mal intencionados, él sí. La verdad es que éramos muy distintos, Terry era un chico de clase humilde y yo vengo de una familia acomodada, todos sus huesos le pertenecían al rock y yo por mi lado solo disfruto de la música en general, Terry desde que tiene uso de razón se soñaba en un escenario lleno de fanáticos que coreen sus canciones (en realidad deseo que lo haya logrado) y yo solía pensar que mi máxima meta en la vida era ser grande, rica y poderosa hasta que lo conocí a él y me enseño que en la vida hay más que dinero, que la felicidad no se compra y por esa enseñanza le estaré eternamente agradecida.
La primera vez que lo vi, mi familia y yo estábamos cenando en el CherriesKitchen, el propietario es amigo de la infancia de mí padre por lo que íbamos muy a menudo, aquel día estaban de aniversario y tenían música en vivo, Terry estaba tocando la guitarra, su voz parecía terciopelo que acariciaba mis oídos, una voz suave y dulce, pero él lucia fuera de lugar, usaba un traje que no iba nada acorde a su cabello largo, recogido en una pequeña cola de caballo a la altura de su nuca, además tenía las orejas perforadas y en su ceja derecha tenía un pequeño aro, hacía que el rostro se le viera como el de un chico malo, peligroso. – No es muy apuesto y ¿qué es eso que le crece alrededor de la boca? Lucia puedes aspirar a algo mejor – me dijo Javi al descubrirme viéndolo descaradamente, a veces puede ser brutalmente honesto, es parte de su encanto y la verdad es que no lo era, tenía una escasa barba candado que no le favorecía en nada, pero había algo en él que desde ese momento me cautivo.
Soy hermosa, eso lo sé, pero no soy el tipo de chica del que todos los hombres mueren por ella, así que quien dio el primer paso fui yo, una vez terminada la cena, me dirigí hacia él y me presente, nunca olvidare su rostro, parecía un poema – Hola mucho gusto, Lucia, cantas hermoso – le dije extendiéndole mi mano – el gusto es mío, Terry ¿Qué puedo hacer por ti? – me respondió con una enorme sonrisa en sus carnosos labios, la verdad es que siempre me han parecido muy provocativos, cada que tenía oportunidad los mordía – solo quería entregarte esto – le entregue una nota que decía “llámame, no te prometo nada, solo quiero conocerte” y así fue como todo comenzó, cuando recibió la nota, al principio parecía extrañado, pero luego me premio con otra sonrisa, así que me di la vuelta y regrese con mi familia.
Al tercer día de haberle visto, a mi móvil entro una llamada de un número desconocido, era él, me invito a verlo actuar en un bar del centro de la ciudad, al escucharlo quede en shock, no se parecía nada a la dulce melodía del restaurante, era un sonido alto y estridente, pero al mismo tiempo era melodioso y lleno de ritmo, Terry estaba en su territorio y se le notaba, estaba glorioso, vestía unos Jeans negros ajustados y camiseta sin mangas negra de guns and roses, tenía el cabello suelto, unos risos castaño claro, sedosos al tacto, claro en ese momento no lo sabía, pero moría por descubrirlo, yo por mi parte si parecía totalmente fuera de contexto, tenía un sencillo vestido azul cobalto y sandalias bajas, aun así no me importo, yo estaba ahí para verlo, siempre fue así, no importara lo fuera de lugar que pareciera estar, yo siempre estaba presente para escucharlo y apoyarlo en cada uno de sus toques.
Cuando éramos una pareja oficial, Cherrieswood se escandalizo, sus amigos no me querían, mis amigos no lo querían, solían decirme “que hace una chica dulce como tú con un rufián como él”, esos comentarios me enfurecían, nadie conocía a Terry como yo lo hacía, él era un hombre dulce, sentible, inteligente, seductor, él Terry que yo conocía era un hombre en todo el sentido de la palabra, los demás no veían más allá de su exterior, de la misma forma en que siempre me han visto a mí, nada más allá de una cara bonita.
No voy a decir que nuestra relación era perfecta, discutíamos mucho, a Terry siempre le afecto el hecho de que “no encajaba en mi mundo” donde yo siempre le decía que él era mi mundo, los últimos cinco años he vivido sin el uno y sin el otro y he sobrevivido. Conocer a Terry fue la mejor decisión que he tomado en mi vida, dejarlo, la más difícil y dolorosa, aun mas que abandonar el que consideraba mi hogar, porque es demasiado doloroso respirar el mismo aire que él respira ¿Por qué lo deje si lo amaba o más bien, si lo amo tanto? Fue lo mejor para él, tanto era su amor hacia mí, que se estaba convirtiendo en toxico, ya no salía con sus amigos, porque yo no era de su agrado, hablaba de conseguir un trabajo real, como si cantar no lo fuera, estaba perdiendo su esencia, ya no quería ser lo que una vez me hizo enamorarme de él y no podía permitirlo, así que me fui, sin decirle un adiós, ni una razón.
Ahora estoy en el porche de la casa de mis padres, paralizada, pegada al el volante del carro, atragantada con las lágrimas que no he querido derramar desde que baje del avión, es demasiado fuerte estar aquí, aun mas si el objeto de tu debilidad esta caminado hacia ti. Luce distinto, tiene el cabello corto, ya no es tan delgado, viste como un profesional, mis padres dirían que ha madurado, camisa manga larga y pantalón clásico, ese no es él y ahora tiene una barba completa, me recorre un escalofrió, al recordar el roce de su barba en mi espalda, cuando estábamos juntos, esa era una de sus formas de mimarme. Pero ¿Qué hace aquí? ¿Salomón le habrá dicho que venía hoy? O ¿habrá sido Javi? No puedo moverme, menos si sigue escrutándome con esa mirada, amo esos ojos, lo amo todo a él, han sido unos largos cinco años, los dos hemos cambiado, de eso estoy segura, entierro la cabeza en el volante, ahora está al lado de mi puerta.
Abre la puerta y me saca del auto como si fuera una pluma, al segundo que siento sus brazos a mi alrededor, me quiebro, cinco largos años añorando su cercanía y ahora el me sostiene contra su pecho, mientras lloro desconsolada, aun huele a él, me caricia la espada como lo hacia antes. Cuando logro calmarme de doy cuenta que estoy sentada en su regazo, en los escalones del porche de mis padres, lo miro y me dice:
-Has bajado de peso – y me regala una gran sonrisa que sobresale, siempre brillante, de su espesa barba.
-Eso parece – logro balbucear, en estos últimos cinco años me he dedicado cuidar de los demás, pero antes he tenido que cuidar de mí, así que baje de peso, me ejército y como bien, era la única forma de hacer que mis pacientes lo hicieran, siendo yo el ejemplo.
-Luces bien – se toma un momento – lo siento - me susurra en el oído y se me eriza toda la piel, he perdido la costumbre de tenerlo cerca y eso ha sido un movimiento muy íntimo de su parte.
-Si yo he sido quien te ha dejado, me fui Terry sin decirte nada…
-Pero yo no hice nada para detenerte – me interrumpe.
-No te di opción alguna, deje mi celular aquí, mi auto, cerré todas mis redes sociales, no te di manera de contactarme – digo derrotada ¿cómo es que yo lo dejo y él es el que termina pidiendo disculpas?
-Lucia yo siempre he sabido donde estas, Javi me ha mantenido informado
-Así que él fue el que te dijo que venía hoy – ahora todo tiene sentido, el asiente con la cabeza y sigue hablando.
-Solo que no fui lo suficientemente valiente como para seguirte, al principio pensé que me dejabas por que el peso de lo que decía la gente pudo contigo.
-sabes que nunca me ha importado el que dirán – digo algo mal humorada ¿aún no me conoce?
-Sí, lo sé, pero estaba desesperado y sabes bien que a mí si me afectaba lo que decía los demás de nosotros, diablos lu – te rasca la parte baja de la cabeza, como cuando intentaba decir algo pero no encontraba las palabras – yo te amaba, aun te amo y tú solo te fuiste ¿Qué podía pensar?
-Terry yo realmente siento no haberte dicho nada, mas no lamento haberlo hecho, te estabas perdiendo a ti mismo por estar conmigo, hablabas de dejar la música, yo no podía permitir eso, y si mi compañía era lo que te hacía pensar eso, prefería irme, a dejar que abandonaras una gran parte de ti, pero parece que mi sacrificio no sirvió de nada – digo señalando su ropa, no puedo obviar el hecho de que no parece él.
-Lucia solo es un corte de pelo y ropa, nada más – dice agarrándome él rostro - sigo siendo yo, un poco más maduro, sí, he madurado, pero sigo siendo yo, aun canto, nunca dejare de hacerlo, pero también amo mi trabajo, ahora soy maestro y enseño a los demás a amar la música tanto como lo hago yo – parece como si me hubieran quitado un peso de encima, él ha cambiado pero entonces yo también lo he hecho – los sueños a medida que pasa el tiempo cambian, sino mírate a ti, soñabas con ser una gran empresaria y ahora eres una exitosa fisioterapeuta, te ganas la vida ayudando a los demás a seguir adelante, a recuperarse – lo miro asombrada ¿Cómo sabe eso? – Javi – responde, siempre supo que pensaba, parece que eso tampoco ha cambiado.
-Yo también amo mi trabajo – le digo algo tímida, ahora se siente ridículo seguir en sus brazos, intento levantarme, pero endurece su agarre en mi cintura.
-No te alejes, me gusta tenerte cerca, me has privado de esto ya hace demasiado tiempo – dice sensualmente en mi oído y parece que mi cuerpo reaccionara a sus palabras, yo también lo he extrañado – gracias, pero no vuelvas a dejarme, por favor, no sé si resistiría a perderte de nuevo – dice en mi cabello.
-¿Por qué me das las gracias? – respondo algo confundida, el resto de sus palabras no pasan desapercibidas pero primer necesito saber porque me da las gracias.
-Me hiciste abrir los ojos, una vez que comprendí el porque te habías ido, que lo hiciste por mi propio bien, trabaje muy duro para que cuando volvieras encontraras un Terry mejor, uno al cual el que dirán poco le importara, uno que no perdería su ser por querer encajar en un lugar, donde en un principio nunca se le pidió que lo hiciera, así que aquí estoy yo Terry Niel Johnson, músico empedernido, maestro asombroso y locamente enamorado de Lucia Rose Méndez pidiéndote que no te vallas y que me des una segunda oportunidad ¿me aceptas?
-ohh! Terry – no soy capaz de detener mis lágrimas - yo no solo me fui por ti, lo hice por mí también, necesitaba crecer y saber cómo manejar todo este amor que siento por ti, necesitaba encontrar algo que me llenara, me hiciste dar cuenta que mi sueño era algo banal, necesitaba un nuevo sueño y saber que podría ser capaz de hacerlo por mí misma, me volví tan dependiente a ti que me daba miedo – me tapo el rostro, no puedo evitar la caída de este mar de lágrimas.
-Lo hiciste, lo hiciste estupendamente – dice quitándome las manos del rostro.
-Apenas y sobreviví todo este tiempo sin ti, Terry yo te amo tanto, el tiempo no ha podido alejar eso de mí.
-Yo también te amo lu, estos cinco años han sido una dura prueba y por el cielo mismo que no ha pasado un día en el que no piense en ti y noche en la que no soñara con tenerte conmigo, ahora que estas aquí y que hemos hablado no pienso dejarte ir. – declara con un tono decidido que nunca le había escuchado ¡este es el hombre que amo!
-No voy a ningún lado – le contesto antes de besarlo, su nueva barba me hace cosquillas, pero me gusta, su boca sabe a él y es el mejor sabor de todos.
-HERMANITA!!!! – Dice Javi detrás de nosotros – me alegro tanto de verlos juntos de nuevo – sale corriendo y nos abraza, mi hermano es el mejor de todos, le devuelvo el abrazo encantada, de no ser por él, no tendría a el amor de mi vida a mi lado.
-Gracias hermano – le dice Terry dándole un abrazo también, nunca los había visto llevarse tan bien antes, verdaderamente las cosas han cambiado para mejor.
-Ahora sí que será el mejor día de mi vida, con mi hermanita igual de feliz y enamorada que yo – dice sonriendo – ahora levántense tortolos que la familia espera.


FIN.


miércoles, 13 de agosto de 2014

En el Jardín de los Recuerdos (Continuación)

-Está bien – dijo Aurora un poco derrotada, pensó que la besaría, “soñar no cuesta nada” se dijo a sí misma – ¿qué quieres saber específicamente? Como ya sabes crecí entre estos pasillos y cuatro paredes, además cualquier cosa que quieras saber las enfermeras y el resto del personal te las puede con mayor detalle que yo.

 -Pero yo quiero conocer tu perspectiva – Daniel trato de imprimirle la mayor serenidad al tono de su voz.

-Tú lo que quieres es que te cuente con mis palabras eso que está en mi historia clínica, ¿no es así? – inquirió Aurora son sorna.  

-Si – sí, era cierto, era algo que no lo dejaba dormir desde que lo descubrió estudiando la historia clínica de Aurora.

-La verdad es que no recuerdo mucho, ahí debe estar todo con lujo de detalle – dice Aurora señalando la carpeta en manos de Daniel.

-Yo lo quiero escuchar de ti – dice Daniel levantando una ceja, gesto que Aurora no pasa desapercibido y se ruboriza.

-Está bien, mmm… por donde empiezo – inconscientemente comienza a pasarse las manos por su larga cabellera, como gesto de desesperación – yo tendría uno 8 años, no siempre fui tímida ¿sabes? Solía conversar con todos los pacientes y familiares cuando venía a visitar a mi padre, luego de ese día me encerré en mi misma, él me dijo que me lo había buscado por ser tan atenta con él ¿Qué clase de monstruo le dice eso a una niña de 8 años? Se supone que los niños son alegres y habladores ¿no?

-Estas en lo cierto Aurora, no fue culpa tuya – de repente Daniel sintió la necesidad de abrazarla y consolarla, pero se contuvo.

-Yo lo sé, en el momento no lo sabía y me tomo un tiempo aceptarlo, pero ahora lo sé. – dice bajando la cabeza mirando hacia sus manos, como su hubiera algo mal en ellas – yo confiaba en él, toda mi familia lo hacía.

-¿Era amigo de la familia? – esa información no la tenía.

-Sí, claro, era el marido de la mejor amiga de mi abuela, ellos vivían a unas casas de nosotros, Ana su esposa me ayudaba con los deberes de la escuela, por lo que su casa era como un tercer hogar para mí.

-Tu familia debió haberse sentido traicionada.

-En todos los sentidos, mi padre casi lo mata al enterarse y para nadie es un secreto que el Dr. Dimaggio no es una persona propensa a la violencia, pero yo era su pequeña y lo que ese hombre me hizo no tiene perdón de Dios.

-¿Qué fue lo que te hizo Aurora? ¿Qué fue tan grave como para desbocar la furia de tu padre?

-Tu sabes que fue – dijo iracunda, ella estaba nerviosa, este tema estaba abriendo viejas heridas que pensó ya estaban sanadas.

-Dímelo, quiero escucharlo – conocía a Aurora y sabía que a veces era bueno darle un pequeño empujoncito.

-Nooo ¿Daniel no entiendes que aun duele? – sonaba furiosa, como una animal herido.

-Dímelo – ese era un Daniel exasperado, solo necesitaba un empujón más.

-¡ME VIOLO! ¿Eso querías escuchar? M-E V-I-O-L-O, ese hombre viejo y asqueroso abuso de mi cuando tenía 8 años – Aurora está al borde de las lágrimas – me llevo a su habitación, me amarro a su cama ¡la cama que compartía con Ana! No paraba de decirme que era culpa mía, yo no debía sonreírle tanto y lo peor de todo es que ¡ella se encontraba abajo! – dijo esto último gritando – como es posible que no escuchara mis gritos.

-Aurora ven no llores – Daniel corrió a abrazarla, duraron así unos cuantos minutos hasta que Daniel se aventuró a mirarla a la cara - ¿mejor? – pregunto con una expresión dulce en su rostro.

-Sí, gracias.

-¿Por qué?

-Nunca me habría atrevido a decirlo en voz alta si no fuera porque insististe, esa fue una de las peores experiencias de mi vida, siento como si me hubiera quitado un peso de encima – dice y suelta una risita nerviosa, Daniel nunca había escuchado algo igual, un sonido que le llego hasta lo más profundo de su corazón.

Daniel la apretó más fuerte hacia él, ella levanto la vista y por un segundo posó sus labios en los de Daniel.

martes, 5 de agosto de 2014

En el jardín de los recuerdos


Aurora Dimaggio una joven de 22 años, preciosa, hija mayor de un afamado psiquiatra de Sidney y su amada esposa, el orgullo de sus padres y hermanita, hubiera tenido un gran futuro en el mundo publicitario de no ser por un intento de suicidio 3 meses atrás. Por el otro lado tenemos a Daniel Peterson un joven psiquiatra de Melbourne, nuevo en la ciudad y el doctor de Aurora.


Las sesiones entre los dos eran monótonas, siempre en la habitación de Aurora, en los tres meses que llevaba de tratamiento eran rara vez sonreía y nunca la había escuchado reír, extraño para un médico querer obtener eso de una paciente, pero Daniel sentía que Aurora era especial, por lo que esta vez decidió hacer algo distinto.


-Buenos días Aurora – dijo Daniel entrando en la habitación, con un tono lo más profesional posible tratando de ocultar su excitación por la idea que tuvo hace unos momentos.


-Buenos días Dr. Per… digo Daniel – respondió Aurora con educación, él la había notado algo taciturna ese día


-Eeee Aurora – dijo Daniel un poco dubitativo, Aurora parecía ensimismada en sus pensamientos - que te parece si hacemos hoy algo distinto con nuestra terapia – ella lo miraba expectante – la sesión la realizaremos en los jardines ¿ya los conoces? Claro se me olvidaba, tú creciste aquí, pero ¿Qué te parece? – El doctor Dimaggio además de ser el padre de Aurora, también era el dueño de la clínica donde se encontraba recluida, fue el mismo Dimaggio quien trajo a Daniel a la clínica ya que todo el personal del lugar estaba demasiado implicado con ella.


-Por mi está bien, claro que si Daniel, cualquier cosa por tomar algo de sol, además el jardín es mi lugar favorito en todo el hospital, tiene algo mágico – su mirada cambio por completo, sus ojos brillaron al momento de escuchar que saldrían de la habitación.


-¡Esa es mi chica! – cometo Daniel sin darse cuenta, “¿qué me está pasando?”, pero al instante se corrigió y tomando una postura más profesional la guio hacia el exterior.


Aurora le dio una sonrisa, de esas que iluminaban todo a su paso, él la había llamado su chica, cuan genial puede ser eso ¡su chica!, hacía tiempo que alguien la llamaba de esa manera. Ahora fue Daniel quien se quedó sin habla, sin duda Aurora era la mujer más bella que alguna vez haya tenido la suerte de conocer, encantado le devolvió la sonrisa y se propuso hacerla sonreír más a menudo.


Una vez en los jardines, Aurora se sentía dichosa, ese era su lugar feliz, cada vez que le ocurría algo que la pusiera triste siempre recurría a ese lugar, no sabía mucho de flores, en realidad no sabía nada a cerca de ellas, aparte de reconocer como eran las rosas o las orquídeas, que eran sus favoritas, pero en el jardín no las cultivaban, aunque no por eso dejaba de ser hermoso, habían flores de todos los colores y formas, también habían arboles como ciruelos, mamoncillos y mangos, el lugar era realmente mágico, el paraíso en la tierra para Aurora. En la mitad del jardín una fuente hecha de piedras siempre lograba robar la atención de Aurora, “preciosa” pensaba cada vez que sus ojos se posaban en ella, acto seguido se sentó en el borde de esta y comenzó a jugar con el agua, Daniel la siguió y se ubicó a su lado.


-Y bueno ¿Qué te parece? – pregunto Daniel señalando el jardín haciendo un gesto con las manos.


-Es hermoso!!! Me encanta, este es mi lugar favorito en el mundo, es realmente maravilloso ¿no crees?


-Si pienso lo mismo – contesto Daniel observando como ella jugaba con el agua que brotaba de las piedras.


Acomodándose para poder mirar Daniel a la cara, Aurora nunca se cansaba de mirarlo, le pregunto:


-Entonces Daniel ¿de qué quieres que hablemos hoy?


-Ummmm – con un dedo en su mentón Daniel parecía pensativo, pero en realidad estaba sorprendido por el estado de ánimo de Aurora – que tal si me cuentas un poco a cerca de tu infancia, ¿Cómo fue?


-Te lo cuento si primero me atrapas – ese jardín siempre sacaba lo mejor de ella – y entonces ¿Qué esperas? – dijo ella corriendo hacia el prado.


-¿estás hablando enserio? – Daniel estaba muerto de la risa, tenía a la mujer más bella de todas pidiéndole que la agarrara, Daniel no se hizo de rogar y por primera vez en su vida dejo de pensar y se dejó llevar por la corriente.


-Daniel te estas demorando – dijo taconeando y señalando un reloj imaginario en su muñeca izquierda – recuerda solo tenemos una hora – Aurora no paraba de reír, estaba en su lugar feliz y con un hombre que la hacía sentir feliz, aunque no se lo demostrara hasta ese día.


Solo le tomo dos segundos encontrarla, Daniel era atlético y muy ágil a la hora de correr, cuando llego a ella, las leyes de la gravedad hicieron de lo suyo y cayeron de bruces, como estaban en una colina rodaron a lo largo de ella, cuando llegaron a suelo plano Daniel se encontraba encima de ella.


-Te encontré! – dijo Daniel con la respiración un poco entrecortada, estaban cara a cara, “demonios es preciosa”, Aurora tenía el cabello esparcido en la grama alrededor de ella y las mejillas rojas.


-Me encontraste – respondió ella en un susurro, se sentía en las nubes, Daniel estaba mirándola fijamente con esos lindos ojos azules, él alternaba de sus ojos a su boca.


Daniel a pocos centímetros de su cara lo único que quería era besarla, sentir la textura de sus labios, saborearlos, saber qué color tomaban después de succionarlos. Daniel se encontraba en una pequeña discusión con sigo mismo al propio estilo del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, en su caso, entre el Dr. Peterson quien quería apoderar de la situación, alejarse y seguir con su trabajo y el Daniel joven y pasional que llevaba años enjaulado aquel quien todo su cuerpo le pedía besarla, Daniel en ese momento la deseaba con locura, pero al final gano su parte profesional.


Creo que me debes una historia – dijo separándose de ella.

jueves, 31 de julio de 2014

En la bahía de lo desconocido

En la bahía de lo desconocido se encontraban un Pitbull y una cachorra Golden Retriever, pertenecían a razas totalmente distintas, por un lado el Pitbull con su aspecto rudo, fuerte y de gran carácter, y por el otro lado tenemos a una hermosa cachorra Golden cariñosa, de aspecto delicado y muy juguetona, nadie se imaginaria que ellos no se encontraban juntos en la bahía por casualidad.
El Pitbull aun con su aspecto rudo llevaba noches enamorando el gran corazón de la pequeña Golden, le decía cosas inteligentes y hermosas que un perro de su raza nunca sería capaz de decirle, él era totalmente distinto a lo que ella siempre había conocido y dentro de su joven e ingenua existencia cayó profundamente enamorada del pitbull.
Noches atrás la pequeña Golden decidió tomar el riesgo y aventurarse en un viaje hacia la bahía de lo desconocido con su amor el Pitbull, él acepto sin miramientos. Se dirigían hacia un lugar donde nadie les diría que lo que creían tener estaba mal, que eran muy diferentes y que nunca congeniarían, ella fue valiente al tomar la iniciativa, puesto que el Pitbull aunque la quería para él, le temía al que dirán, ella no.  
Una vez en el camino la Golden al lado de su gran e imponente pitbull, sentía que el corazón no le cabía en su pequeño cuerpo, moría de felicidad, no paraba de decir le lo feliz que estaba de conocerlo, de tenerlo a su lado y que no cambiaría por nada ese sentimiento que ellos compartían, aunque no se conocieran por mucho tiempo, ella quería desesperadamente conocer todo de aquel hermoso perro que le robo el corazón. En un principio el Pitbull conversaba con ella de manera entusiasta, le decía que ella era lo más hermoso, inteligente, divertido e ingenioso que se había atravesado en su camino, el cantaba al oído y en los momentos en que descansaban la arrullaba entre sus brazos.
El tiempo pasó por ellos y el Pitbull se sentía cansado de su parloteo y la empezó a ignorar, solo caminaba a su lado y a veces daba la vuelta, la miraba y le dedicaba una sonrisa antes de volver al camino y si se detenían solo se acostaba y no la tocaba. Cuando la Golden se dio cuenta que había molestado al Pitbull, que lo estaba asfixiando, intento disculparse, pero aun así él la seguía ignorando, cuando se acercaban a su destino, tras un gran silencio la Golden hablo de nuevo, esta vez de manera tímida queriendo saber que pasaba por la cabeza del captor de su corazón, pero el Pitbull no respondió, pensaba que esto era un error, que alejarla de los que eran como ella no había funcionado, seguían siendo muy distintos, pero guardo esos pensamientos para sí mismo.
Una vez llegaron a su destino el Pitbull extrañado por el silencio y armado de valor para decirle lo que pensaba, se dio la vuelta y se encontró solo en la bahía, le entro el desespero y comenzó a llamarla y a buscarla, pasaron las horas y él seguía solo.
Lo que él no sabía es que horas atrás la Golden había tomado otra gran decisión, ella volvió a su hogar, si bien no se arrepintió de haber emprendido esa aventura con su Pitbull, también sabía que en su tiempo juntos no hizo más que entregarle cariño y trabajar por hacer más pequeñas las diferencias que los separaban pero no podía seguir al lado de alguien que no valorara su esfuerzo y que solo quisiera admirarla en vez de conocerla mejor.

El Pitbull iluminado por el abandono de la cachorra se dio cuenta que ella no intentaba apabullarlo con su charla sin sentido en todo el camino, intentaba conocerlo, nadie nunca había hecho el esfuerzo de derribar las barraras que toda su vida había creado, a su cabeza llego la idea de que ella quería ser de él y que ella fuera suyo, pero el Pitbull ya había dado por sentado que en el momento de ellos emprender su viaje ya se pertenecían, pensó que el esfuerzo que había hecho al principio bastaría para toda la vida y que ignorándola como lo hizo había destruido lo poquito que habían construido juntos solo por pensar que era molesto que hablara todo el día sin parar.